DO Monterrei
En el interior de Galicia, limítrofe con Portugal y con una superficie de producción de unas 520 hectáreas se sitúa la Denominación de Origen Monterrei. Monterrei es una de las cinco denominaciones de origen de vinos que existen en Galicia.
Los restos arqueológicos hallados en la comarca, tales como prensas, lagares excavados en roca y vasijas de origen romano, evidencian la participación de estos últimos en la introducción de la vitivinicultura en Monterrei.
Desde finales del siglo IX, de la mano de las órdenes religiosas, al ser utilizado el vino como tributo para el pago a los monasterios y señores feudales.
Durante la Edad Media y parte de la Moderna, Monterrei ejerció una gran influencia en aspectos económicos, políticos y culturales dentro de Galicia y España. Por este motivo, D. Federico Justo Méndez, autor del libro Brotes de Históricas, afirmaba: «los vinos del valle de Monterrei, por su excelente calidad se codearon con los vinos de Oporto, llegando incluso su comercialización a distintas partes de América. Durante la época del V Conde de Monterrey, a quien el Rey Felipe II le concedió el título de virrey con el fin de gobernar las nuevas colonias españolas en América.
Más recientemente, se puede destacar que, a mediados del siglo pasado, Monterrei fue una zona donde se producían grandes volúmenes de vino de excelente calidad. Muestra de ello fue la presencia en la región de importantes bodegas, que disponían de lagares de piedra y grandes cubas de madera de roble.
A principios de los años 60 se construye la Bodega Cooperativa de Monterrei, con el objetivo de promover una correcta elaboración de los vinos y su posterior comercialización. A finales del siglo XX, la emigración, el cierre de la bodega cooperativa y el abandono de las tierras, dada su escasa rentabilidad, casi suponen la desaparición del viñedo en la zona, pero el reconocimiento administrativo de la Denominación de Origen y la aprobación de su reglamentación (por Orden de 25 de noviembre de 1994), así como la apuesta por los vinos de calidad, llevaron al resurgir de la comarca.
Es por lo tanto, en los años noventa el momento en que se da un gran salto cualitativo tanto en la recuperación de las variedades preferentes como en la elaboración del vino. Se siguen manteniendo las plantaciones con sistemas de formación en vaso griego, pero en muchas de las nuevas plantaciones se introduce un nuevo sistema de cultivo que se realiza en espaldera a doble cordón para facilitar el laboreo y la recolección. Esto, junto con la inversión en tecnología y la adopción de nuevas prácticas enológicas supuso un gran impulso al sector vitivinícola en la comarca. Al preservar un porcentaje elevado de variedades preferentes en la elaboración (todas ellas autóctonas), se obtienen como resultado vinos de características específicas, con carácter y que expresan la tipicidad de la zona.
Como en todas las denominaciones de origen gallegas, existe un río principal y las viñas se localizan en las laderas de su valle. En este caso se trata de rio Támega, un afluente del Duero, lo que confiera a la comarca de Monterrei unas características muy diferenciadas para la elaboración de vinos gallegos. La zona de producción se extiende a lo largo del valle del río Támega, con una superficie ligeramente inferior a las 700 hectáreas, repartidos entre los municipios de Castrelo do Val, Monterrei, Oímbra y Verín.
En lo que respecta al clima, el territorio de la Denominación de Origen Monterrei pertenece a la cuenca del río Duero, puesto que en él desemboca el río Támega, que cruza la región de la denominación de norte a sur. Tiene un clima mediterráneo templado con tendencia continental, influenciado por el océano atlántico. Sus veranos son calurosos y secos mientras que sus inviernos son fríos. La zona presenta unas considerables oscilaciones térmicas, de hasta 30o durante la época de maduración.
En cuanto a los suelos, en la comarca de Monterrei están presentes tres tipos de suelos: Pizarrosos y esquistosos, idóneos durante las épocas de sequía, que proporcionan aromas en los vinos tintos. Graníticos y Arenosos: provenientes de la degradación de las rocas graníticas, presentan pH bajos, adecuados para vinos blancos. Sedimentarios: complejos debido a la mezcla de materiales.