Conreria Scala Dei
El Priorat – Donde cada piedra acoge el silencio
El Priorat es un espacio sorprendente por su orografía. Divisa el Mediterráneo des de la altura del Montsant. En estos suelos de pizarra los monjes de La Cartoixa d’Scala Dei demarcaron hace ocho siglos el terreno que hoy es la moderna y pujante Denominación de Origen Cualificada del Priorat.
Una comarca donde su vida económica y social gira en torno de su vocación agrícola y, muy particularmentem alrededor del vino. Una tierra, a la que se le ha reconocido, en 1974, por la F.A.O. una calidad y condiciones únicas para que en ella se puedan elaborar algunos de los mejores vinos del mundo.
El nombre de nuestra bodega incluye en si mismo una historia y un legado que nos llevan a reecontrar una tradición milenaria. Orgullosos de ella adoramos esta tierra, teniendo especial cuidado en la atención de las viñas de diversas tipologías y variedades, sabiamente distribuidas por diferentes lugares de la comarca, para así poder crear vinos con personalidad propia.
En el Priorat cada puerta, piedra o muro acogen el silencio, reposo y una vitalidad que hace que todo cobre un sentido. Un lugar donde pasión y sabiduría hacen posible que se obre este milagro: la creación de un gran vino.
Aquí nacen y son criados nuestros vinos, aliándose con el tiempo, para transmitir la esencia de una bodega joven y moderna que apunta a la tradición y que de cosecha en cosecha, perfecciona su arte.
Les invitamos a conocer y compartir nuestro preciado universo.
La Bodega – Vinos con huella
Producción anual 130.000 botellas
Inaguración 1997
La Conreria d’Scala Dei nace de la voluntad y el entusiasmo de un grupo de personas historicamente ligadas al Priorat, con el deseo de dar a conocer al mundo los magníficos vinos que se elaboran en esta tierra.
A partir de la antigua propiedad de la Casa Señorial de los Rialp, hemos modernizado sus instalaciones para elaborar nuestros vinos y compartir el legado histórico de esta tierra y de su gente en el magnífico entorno de Scala Dei y el Priorat, con sus visitantes.
Con una precisa selección de viñas y uvas, de las 52 hectáreas arrendadas y de propiedad, y con nuestro esfuerzo detrás de cada una de las 130.000 botellas que producimos anualmente, hacemos realidad estos vinos con la peculiar marca del Priorat.
El enólogo – Solo la fuerza de un sueño ha podido llegar donde la determinación no bastaba
«El vino siempre explica una historia. El perfume de una tierra antigua que porta los colores del tiempo. El Priorat me ha cautivado. Los estudios junto con la experiencia me han formado como enólogo. Pero la capacidad no es suficiente y el recocimimiento tampoco. Solo la fuerza de un sueño ha podido llegar donde la determinación no bastaba.
Así nació La Conreria d’Scala Dei. Una cultura sencilla hecha de humildad y coherencia. El vino de la Conreria contiene todo esto.
Cada día que pasa nos esforzamos para generar algo único y precioso, intentando buscar el punto de equilibriuo entre la fuerza y la suavidad.
Como un reflejo del tiempo en el que vivimos, el Priorat ha sabido adaptarse. Ha transformado su única riqueza en un elemento catalizador, y yo no hago otra cosa que interpretar los signos de una modernidad que encuentra sus raices en la tradición.
Los vinos de La Conreria nacen del respeto de un patrimonio natural esencial donde las palabras dejan espacio a sugestiones recogidas en cada copa que narra sobre el tiempo que fue y que vendrá.»
Jordi Vidal
Enólogo y Copropietario
Nuestros vinos.
DOQ Priorat
Priorat es una Denominació d'Origen Cualificada (DOQ o DOCa) para los vinos catalanes producidos en la comarca del Priorat, en la provincia de Tarragona, en el suroeste de Cataluña.
La DOQ cubre 11 municipios. Produce principalmente vinos tintos potentes, que llamaron la atención internacional en la década de 1990. La zona se caracteriza por su terroir único de pizarra negra y suelo de cuarzo conocido como llicorella.
Es una de las dos únicas regiones vitivinícolas de España que califican como DOCa, el nivel de calificación más alto para una región vitivinícola según la normativa vitivinícola española, junto con La Rioja DOCa.
Priorat es la palabra catalana, la que aparece con más frecuencia en las etiquetas de los vinos, mientras que el equivalente castellano es Priorato.
El topónimo Priorat está vinculado al concepto de vino desde hace siglos. La suma de un suelo, un clima, una orografia y el trabajo de hombres y mujeres que lo han elaborado siguiendo las técnicas de una tradición milenaria con la ayuda, hoy en día, de una tecnología adaptada a los requisitos de la calidad, han propiciado un producto auténtico, exclusivo: el vino del Priorat.
La Cartoixa d’Scala Dei representa la cuna histórica de los vinos y la viticultura de la Denominación de Origen Calificada Priorat. Los monjes cartujos trajeron desde la Provenza, en el siglo XII, los conocimientos y las técnicas para desarrollar una viticultura que arraigó con fuerza y ha evolucionado a lo largo de los siglos. Los dominios de la Cartuja configuraron el llamado Priorat histórico, que hoy coincide con la región vitivinícola de la DOCa Priorat.
La narración explica como el rey Alfonso I el Casto envió a dos caballeros a recorrer el país para localizar un sitio idóneo para que la orden de los cartujos, procedentes de la Provenza, se instalase en Catalunya. Una vez llegados a los pies de Montsant les llamó la atención la singular belleza del lugar y preguntaron a un pastor sobre el enclave. Además de informarles, el pastor les relató un suceso sobrenatural que acontecía desde hacía tiempo en el corazón de aquel valle: en el pino más alto aparecía una escalera por donde subían y descendían los ángeles.
El pretexto estuvo servido, los caballeros lo comunicaron al rey, quien ofreció aquel lugar a la orden. Los cartujos, establecidos en 1194, levantaron el altar del templo dedicado a Santa María en el punto donde se encontraba el árbol de la leyenda. La historia dio nombre al monasterio y a la vez ha generado una iconografía fuertemente arraigada en el territorio.
Los cartujos de Scala Dei iban vestidos de lana blanca, con capuchón que les cubría la cabeza rapada. Cultivaron la vid y elaboraron el vino en la Cartuja, siguiendo una escuela de trabajo y espiritualidad. Quizás el del Priorat es un vino místico.
Hoy, los restos de la cartuja proporcionan un aire de misterio y seducen a los visitantes. Por encima de estas ruinas, diferentes capas geológicas se superponen hasta la cima de la sierra, jugando con una paleta de colores variados, desde el gris, el ocre y el amarillo hasta el marrón y el rojo, formando esa escalera mística que alcanza el azul del cielo y el blanco de los ángeles en las nubes.
Desde hace casi 1.000 años, nueve pequeños pueblos han crecido escondidos entre las pendientes de pizarra que se dispersan a los pies de la sierra de Montsant. Sus habitantes, viticultores desde siempre, modelaron el terruño con márgenes. Tras la Ley de Desamortización de Mendizábal (1835), gracias a un gran esfuerzo y al creciente desarrollo de la viña, los viticultores reencontraron su dignidad. Este profundo cambio ha generado una cultura extraordinaria, fuente de prestigio para este país. Entre otros ejemplos, la cultura de la vid ha perdurado entre los habitantes de este territorio, y hay testimonios históricos tan antiguos como el capítulo «Como plantar viña en Scala Dei», del «Libro de los Vasallos» del siglo XVII, o el texto anónimo «Manual de viticultura de Porrera del siglo XVIII», que reflejan la sabiduría de los hombres en convivencia con la naturaleza.
Desafortunadamente, las épocas de harmonía y crecimiento son cíclicas y a menudo acaban en cataclismos. De hecho, en la historia de la agricultura y la vid europea, existe un antes y un después de la plaga de la Filoxera. En el Priorat también supuso una catástrofe a finales del siglo XIX y principios del XX, ya que en esta época la explosión de la indústria téxtil en Cataluña arrastró toda la mano de obra hacia las ciudades, y no se replantaron nuevas cepas, excepto en una proporción mínima que, afortunadamente, es la que ha perdurado hasta nuestros días.
Gracias a la generación de agricultores que actualmente tienen entre 70 y 80 años, quienes se han mantenido en el terruño y han seguido con la tradición agrícola, se ha conservado la cultura vitivinícola en el Priorat.
En décadas recientes se pudo intervenir en un paisaje preservado, complejo, rico y de un formidable potencial. Fue, pues, a finales de la década de 1980 cuando se inició un nuevo ciclo de prosperidad, que conjugava sabiduría, paisaje y tradición con un nuevo espíritu emprendedor que tenía como objetivo la recuperación de la calidad y el prestigio como premisa máxima.
La rehabilitación de la vid se realizó lentamente, con la certeza de que debía arraigarse en la memoria del terruño. En una curiosa mezcla que asocia la evolución de una cultura tradicional con vestigios agrarios del pasado y una naturaleza exuberante con una replantación respetuosa y eficiente.